La vegetación actual de nuestro continente es el resultado de un profundo proceso de transformación de los ambientes que comenzó con la conquista europea, continúa hasta ahora y está ligada al papel que se le asigna a cada región en la economía nacional y global.
El paisaje de la Argentina central de los tiempos de la llegada de los españoles poco tenía que ver con el que hoy conocemos. Descrito en las crónicas de la época como "la tierra de la promisión", los abundantes montes que rodeaban a la ciudad de Córdoba hacían de ella "la provincia de los algarrobales, llanos y montes llenos de árboles fructíferos".
Los antiguos moradores basaban su alimentación en la recolección de frutos del bosque, además de la caza y pequeños cultivos en los valles de los ríos. En los primeros siglos después de la conquista, los bosques de la zona central argentina no sufrieron cambios significativos. La escala de las intervenciones y la lentitud con que ocurrían no modificaron sustancialmente el paisaje.
Recién el ferrocarril, aquel que fue saludado como glorioso símbolo del progreso, asesta un duro golpe a los montes: entre 1890 y 1940 casi la totalidad de los bosques terminó como alimento para las locomotoras. La expansión de las fronteras agrícolas y los incendios rurales hicieron el resto.
En 1914, según datos de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano, había en la Argentina 105 millones de hectáreas de bosques nativos; esto es, un tercio de la superficie nacional. A fines del siglo XX quedaban menos de 35 millones, menos de la tercera parte de su superficie original.
Un informe de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (I.N.T.A.), en el marco del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación indica que en los últimos 70 años se perdieron el 70 % de los bosques nativos de la Argentina y considerando que la tendencia a cuidar el planeta, se ha convertido en una inquietud global, se hace necesario generar una concientización en las nuevas generaciones de argentinos, que apunte no sólo a replantar especies sino a cuidar y conservar las existentes, como así también asumir compromiso y continuidad en las tareas.
Objetivos Generales
• Crear y apoyar acciones reales de conservación de la biodiversidad.
• Recuperar los valores de respeto y cuidado de las especies autóctonas, muchas de ellas en retroceso.
• Fomentar la forestación con árboles nativos tanto en el ámbito público como privado.
• Capacitar grupos de alumnos para la reforestación con especies nativas.
• Contribuir a la disminución de los gases efecto invernadero, a través de la absorción de dióxido de carbono de la atmósfera por parte de los árboles.
Objetivos Específicos
• Revalorizar el conocimiento de nuestro contexto natural.
• Reconocer las especies de la zona centro de la República Argentina.
• Conocer la relación de las distintas sociedades con el orden natural.
• Generar compromiso, dedicación y seguimiento de las obras y/o proyectos que se abordan.